¿Recuerdas la primera vez que oliste o probaste la vainilla? Apostamos que recordar esto te lleva de vuelta a algún recuerdo de la infancia,

tal vez puedas ver a tu abuelita horneando unas ricas galletas, un pastel o preparando un delicioso arroz con leche. Este aroma celestial

permanece en la mente para siempre.

La vainilla es para los postres lo que la sal es para los platos salados. ¡No se pueden separar! Intenta hornear algo sin vainilla y el resultado será

plano, sin profundidad, sin vida.

Hornear pasteles, crear un cremoso betún, o incluso el fondant sabe mejor con un toque de este líquido exótico y cada receta no está completa sin él.

Puedes pensar que estamos exagerando, pero si olvidas agregar vainilla a tus productos para hornear, ¡es probable que te arrepientas y no lo vuelvas a hacer!

Es sorprendente cómo este ingrediente pequeño, casi trivial, juega un papel tan importante en el mundo de la cocina y de la repostería.

Entonces, ¿por qué la vainilla es tan importante para hornear?

El papel principal de la vainilla es mejorar e intensificar cada sabor de las recetas. Agrega ricas notas de sabor, mejora el sabor del chocolate,

combina perfectamente con los sabores dulces, brindando un toque agradable, cálido y reconfortante a cada postre.

¡La vainilla incluso va muy bien con la fruta! Échale un chorrito de Vainilla Molina a tu tazón de frutas matutino y sorpréndete con la combinación.

La razón por la que siempre se tiene que agregar vainilla a los productos horneados es simple: ¡sabe bien y hace que otras cosas sepan mejor!

¿No es asombroso?

Podemos concluir que la vainilla es uno de los componentes principales en la repostería, ya sea el ingrediente principal o no, se usa más que cualquier

otro saborizante en los productos horneados.

¿Qué hornearás hoy con un chorrito de Vainilla Molina?